Una baja repentina de presión arterial puede provocar mareo, debilidad, visión borrosa o incluso desmayo. Aunque en muchos casos es pasajera, saber cómo actuar de inmediato ayuda a reducir riesgos y a prevenir caídas o complicaciones, especialmente en adultos mayores o personas con enfermedades crónicas.

1. Siéntate o acuéstate de inmediato

Ante los primeros síntomas, lo más importante es evitar una caída. Sentarte o recostarte con las piernas elevadas favorece el retorno de la sangre al cerebro, lo que puede aliviar rápidamente el mareo y la sensación de desvanecimiento.

2. Cambia de posición lentamente

Levantarte de forma brusca puede empeorar la situación. Incorporarte poco a poco, primero sentándote y luego poniéndote de pie, ayuda a que el cuerpo se adapte al cambio de postura, reduciendo el riesgo de que los síntomas continúen.

3. Hidrátate si es posible

La deshidratación es una causa frecuente de presión baja. Beber agua puede ayudar a aumentar el volumen sanguíneo y estabilizar la presión, especialmente si no has consumido líquidos suficientes durante el día.

4. Afloja la ropa ajustada y respira con calma

La ropa muy apretada puede dificultar la circulación. Aflojar cinturones o prendas ajustadas y realizar respiraciones lentas y profundas contribuye a mejorar el flujo sanguíneo y la oxigenación, favoreciendo la recuperación.

5. Identifica posibles desencadenantes

Es útil observar qué ocurrió antes del episodio. Ayunos prolongados, calor excesivo, deshidratación, ciertos medicamentos o estar mucho tiempo de pie pueden provocar una caída de presión, y reconocerlos permite prevenir nuevos episodios.

6. Consulta a un profesional de la salud si es recurrente

Cuando los episodios son frecuentes o intensos, requieren evaluación médica. Un profesional puede identificar la causa, ajustar tratamientos o recomendar medidas específicas, especialmente si hay enfermedades cardiovasculares, diabetes o uso de medicamentos antihipertensivos.

Actuar con calma y rapidez ante una baja repentina de presión arterial puede marcar una gran diferencia. Escuchar las señales del cuerpo, hidratarte adecuadamente y buscar orientación médica cuando los episodios se repiten ayuda a proteger tu salud y a mantenerte seguro en tu vida diaria.

 

Fuente: Mayo Clinic