Beber refrescos regularmente afecta a tu digestión, lo que incluye a las bacterias que viven en todo tu sistema digestivo (el microbioma intestinal). Concretamente, los ingredientes de los refrescos afectan al intestino, causando síntomas y alterando el microbioma.

Por ello, beber refrescos con gas ocasiona hinchazón y gases en algunas personas. La carbonatación de los refrescos regulares y dietéticos introduce dióxido de carbono en el tracto digestivo. Este puede salir a través de un eructo o bajar al estómago, causando hinchazón.

Asimismo, la fructosa en los refrescos puede causar hinchazón, sobre todo en personas con síndrome del intestino irritable (SII). El sistema digestivo de algunas personas no absorbe bien la fructosa, lo que ocasiona un exceso de gases.

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Los refrescos regulares contienen azúcar, generalmente en forma de jarabe de maíz de alta fructosa. La fructosa atrae más agua hacia los intestinos, llevando a que las heces sean más blandas. El exceso de agua puede ocasionar diarrea en personas con SII sensibles a la fructosa.

No existe mucha evidencia científica sólida sobre cómo los edulcorantes artificiales afectan a las heces. Existen relatos personales (anecdóticos) de personas que afirman que dichos edulcorantes causan diarrea.

La cafeína (otro ingrediente que contienen varios refrescos) también contribuye a la diarrea debido a que acelera los sistemas corporales, incluida la digestión, lo que podría provocar heces blandas.

 

Fuente: Very Well Health