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La diabetes tipo 2 se ha convertido en uno de los mayores retos de salud pública a nivel mundial. Sin embargo, mantener una rutina de ejercicio regular es una de las formas más efectivas de prevenirla, gracias a su impacto directo en el metabolismo y la regulación del azúcar en la sangre.

1. Mejora la sensibilidad a la insulina

El ejercicio ayuda a que las células utilicen la glucosa de manera más eficiente, reduciendo la necesidad de producir grandes cantidades de insulina. Esto evita que el páncreas se sobrecargue y favorece un equilibrio metabólico saludable, disminuyendo el riesgo de resistencia a la insulina, una de las principales causas de la diabetes tipo 2.

2. Controla el peso corporal

La actividad física contribuye a mantener un peso adecuado o a reducir el exceso de grasa corporal, especialmente la abdominal. Al disminuir la grasa visceral, se reduce la inflamación y mejora el funcionamiento hormonal, factores que influyen directamente en la prevención de la diabetes.

3. Regula los niveles de glucosa en sangre

Durante el ejercicio, los músculos utilizan la glucosa como fuente de energía. Esto ayuda a mantener estables los niveles de azúcar incluso después de terminar la actividad, beneficiando tanto a personas con riesgo de diabetes como a quienes ya viven con la enfermedad.

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4. Fortalece el corazón y mejora el ánimo

El ejercicio no sólo protege del desarrollo de la diabetes, también mejora la salud cardiovascular y reduce el estrés, dos factores que influyen en el control del azúcar. Además, liberar endorfinas ayuda a mantener la motivación y a sostener un estilo de vida activo.

Moverte cada día, aunque sea con actividades sencillas como caminar, bailar o andar en bicicleta, puede marcar la diferencia en tu salud. ¡Haz del ejercicio un hábito y protege tu cuerpo del riesgo de diabetes!

 

Fuente: Mayo Clinic