Los expertos recomiendan mantener los niveles de grasas saturadas lo más bajos posible, ya que su consumo excesivo promueve la formación de placa arterial, obstruyendo las arterias.

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Las grasas saturadas contribuyen de varias maneras a dicha obstrucción:

  1. Reducción de la eliminación de LDL: Las grasas saturadas inhiben la actividad de los receptores de LDL o colesterol malo en el hígado, responsables de eliminar las LDL del torrente sanguíneo, lo que provoca un aumento de los niveles de LDL.
  2. Daño arterial: El colesterol alto, junto con factores como el tabaquismo y la hipertensión arterial, puede dañar el revestimiento de las arterias. Esto permite que las partículas de LDL queden atrapadas en las paredes arteriales.
  3. Oxidación e inflamación: Las partículas de LDL incrustadas desencadenan una respuesta inflamatoria del sistema inmunitario, haciendo que estas se vuelvan más espumosas y pegajosas.
  4. Ateroesclerosis: La acumulación de LDL y otras grasas y sustancias provoca la formación de placas y una afección conocida como aterosclerosis. En este caso, las arterias comienzan a endurecerse y estrecharse, lo que aumenta el riesgo de infarto y evento cerebrovascular.

 

Fuente: Very Well Health