Mantener niveles saludables de grasa y colesterol en la dieta es clave para cuidar el corazón y prevenir enfermedades cardiovasculares. Las grasas saturadas y el colesterol en exceso pueden aumentar el riesgo de arteriosclerosis, hipertensión y ataques cardíacos, por lo que hacer ajustes en la alimentación diaria resulta esencial.
1. Elige fuentes de grasa más saludables
Sustituir las grasas saturadas por grasas insaturadas ayuda a mejorar el perfil lipídico. Prefiere aceites vegetales como el de oliva, aguacate o canola, así como frutos secos y semillas. Reduce el consumo de mantequilla, manteca, embutidos y cortes grasos de carne.
2. Aumenta el consumo de alimentos ricos en fibra
La fibra soluble presente en la avena, las legumbres y las frutas ayuda a reducir los niveles de colesterol LDL (colesterol “malo”). Además, mejora la digestión y aporta una sensación de saciedad que ayuda a controlar el peso.
3. Prefiere métodos de cocción saludables
Cocinar al vapor, hornear, hervir o asar permite reducir el uso de aceites y grasas añadidas. Evita las frituras y los alimentos empanizados o rebozados, ya que suelen absorber una gran cantidad de grasa.
4. Modera el consumo de productos ultraprocesados
Muchos alimentos industrializados contienen grasas trans y saturadas ocultas, como galletas, botanas, comidas rápidas y postres. Opta por versiones naturales o caseras, donde controles los ingredientes y las porciones.
5. Revisa las etiquetas nutricionales
Leer los empaques te permitirá identificar la cantidad de grasas saturadas y colesterol por porción. Elegir productos con menos de 2 gramos de grasas saturadas por ración contribuye a una dieta más equilibrada.
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Adoptar pequeños cambios en tu alimentación puede marcar una gran diferencia en la salud de tu corazón. Come con conciencia, elige opciones más naturales y dale prioridad a tu bienestar. ¡Tu cuerpo y tu corazón te lo agradecerán!
Fuente: Mayo Clinic