Comer saludable no tiene que ser costoso. Aunque muchos piensan que una alimentación saludable implica comprar productos caros o especiales, es posible mantener una dieta equilibrada sin gastar de más. Con planificación y elecciones inteligentes, puedes cuidar tu salud y tu economía al mismo tiempo.

1. Planea tus comidas y haz una lista

Organizar un menú semanal te ayuda a evitar compras impulsivas y desperdicios. Antes de ir al mercado, haz una lista con lo que realmente necesitas. Prioriza alimentos básicos y versátiles que puedas combinar en diferentes preparaciones.

2. Elige frutas y verduras de temporada

Además de ser más económicas, las frutas y verduras de temporada tienen mejor sabor y valor nutricional. Puedes comprarlas en mercados locales, donde suelen tener mejores precios que en supermercados.

3. Aprovecha las leguminosas y cereales integrales

Los frijoles, lentejas, garbanzos, arroz integral y avena son fuentes accesibles de proteína, fibra y energía duradera. Comprarlos a granel reduce aún más el costo y permiten preparar comidas abundantes y nutritivas.

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4. Cocina en casa y evita los ultraprocesados

Preparar tus alimentos en casa te permite controlar los ingredientes y reducir el uso de aceites, sal, azúcar y aditivos innecesarios. Además, es más económico que comprar comida preparada o productos empaquetados.

5. Reutiliza ingredientes y no desperdicies

Organiza tus porciones y utiliza las sobras para otras comidas. Por ejemplo, las verduras cocidas pueden convertirse en sopas o guarniciones, y el arroz en ensaladas o salteados. Así aprovechas todo lo que compras.

Una alimentación saludable no depende del presupuesto, sino de las decisiones que tomas al comprar, cocinar y comer. Con algo de planificación, creatividad y conocimiento, puedes cuidar tu nutrición sin afectar tu bolsillo. Si tienes dudas, consulta a un profesional de la salud.

 

Fuente: CDC