El equilibrio es uno de los sentidos que solemos dar por sentado, hasta que lo perdemos.

Cuando llegamos a los 50 y 60 años, podemos notar que nuestro cuerpo se siente menos estable. Los cambios graduales relacionados con el envejecimiento (como la pérdida de masa muscular, la falta de flexibilidad, los reflejos más lentos, el empeoramiento de la vista e incluso ciertas condiciones médicas y medicamentos) pueden afectar nuestro sentido del equilibrio.

La falta de equilibrio suele provocar caídas, que a su vez pueden causar lesiones en la cabeza y otras lesiones discapacitantes, como fracturas de caderas.

La buena noticia es que puede mejorar tu equilibrio con actividades sencillas y cotidianas. Caminar, por ejemplo, es una excelente forma de desarrollar la fuerza de la parte inferior del cuerpo, un componente clave para mantener un buen equilibrio.

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Caminar no solo es un ejercicio seguro y accesible para la mayoría de las personas, sino que además contribuye a tus objetivos de actividad aeróbica y te ayuda a mantenerte firme sobre tus pies.

Un plan de caminatas bien diseñado debe aumentar de forma segura y gradual tu actividad física, centrándose más en los minutos que en los kilómetros. Si es la primera vez que haces ejercicio, comienza de forma lenta y constante. Usa un bastón o un andador si es necesario y, a medida que ganes fuerza y ​​confianza, agrega gradualmente más minutos a tus caminatas.

 

Fuente: Harvard Medical School