La enfermedad de células falciformes (ECF) es un trastorno genético de la sangre que afecta a la hemoglobina, la proteína que transporta el oxígeno en los glóbulos rojos (GR). La ECF hace que los GR se vuelvan rígidos, pegajosos y deformes (con forma de hoz). Tales células tienden a acumularse en vasos sanguíneos más pequeños y pueden ralentizar o bloquear el flujo sanguíneo. Esto puede provocar dolor, infecciones y otros problemas de salud graves.
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Aunque no existe cura, existen tratamientos médicos para reducir los síntomas, disminuir el riesgo de complicaciones y prolongar la vida. Estos incluyen:
- Medicamentos para la enfermedad de células falciformes. Suelen ser el tratamiento principal para la ECF. Ayudan a reducir la frecuencia y la gravedad de los episodios dolorosos conocidos como crisis de células falciformes.
- Transfusiones de sangre para la enfermedad de células falciformes. Son otro tratamiento común para la ECF. Ayudan a aumentar la cantidad de GR sanos, lo que puede prevenir complicaciones graves como un evento cerebrovascular.
- Trasplantes de células madre para la enfermedad de células falciformes. Un trasplante de células madre o de médula ósea ofrece una posible cura para la ECF. Dicho procedimiento involucra reemplazar las células madre ineficaces formadoras de sangre en la médula ósea por células sanas de un donante.
- Terapia genética para la anemia falciforme. Es un tratamiento emergente que promete curar dicha anemia al atacar directamente la causa genética de la enfermedad. Mediante esta terapia, los médicos extraen y modifican sus células madre para corregir («editar») la mutación genética que causa la anemia falciforme. Después, utilizan el procedimiento de trasplante de células madre para devolver las células corregidas al cuerpo.
- Tratamientos complementarios y alternativos para la anemia falciforme. Algunas personas con anemia falciforme exploran terapias complementarias y alternativas para ayudar a controlar sus síntomas y mejorar su calidad de vida. Estos tratamientos incluyen: hidratación y nutrición, suplementos (con vitaminas y minerales específicos) y otros tratamientos alternativos (remedios a base de hierbas, yoga o acupuntura).
Fuente: Healthline