El dolor musculoesquelético en la esclerosis múltiple (EM) es causado por una lesión de músculos o tejidos blandos. A diferencia del dolor neuropático, no es un resultado directo del daño a los nervios de la EM. En su lugar, el dolor musculoesquelético se produce por la forma en la que una persona compensa o controla sus síntomas de EM, como debilidad muscular, entumecimiento o dificultades para caminar o mantener el equilibrio.
Por ejemplo, puede caminar de cierta manera si tiene el pie débil o entumecido. Con el tiempo, su marcha compensada puede ejercer una tensión anormal en ciertos músculos y articulaciones, como las de la cadera, ocasionando dolor.
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Del mismo modo, si tiene fatiga o problemas de movilidad, puede desarrollar dolor lumbar al permanecer sentada durante períodos prolongados. La inactividad también puede contribuir a una mala postura y debilidad, lo que puede provocar dolor de cuello y caídas, respectivamente.
La espasticidad es otro síntoma de la EM. Con ella, los músculos se tensan o se vuelven anormalmente rígidos como resultado del daño relacionado con la EM dentro de las vías que transportan las señales motoras.
Aunque los espasmos y la tensión muscular pueden ser dolorosos, la espasticidad también puede agravar las articulaciones a medida que los músculos que las rodean se tensan o estiran. La espasticidad también puede hacer que la persona altere su forma de andar o su posición en una silla de ruedas, lo que resulta en un uso excesivo de los músculos, lesiones y/o dolor.
Fuente: Very Well Health