A medida que avanza la demencia de una persona, en ocasiones puede comportarse de manera física o verbalmente agresiva.

Esto puede resultar muy angustiante para la persona con la condición y para quienes la rodean. Observar las causas de este comportamiento y estar consciente de las necesidades de la persona puede ayudar a reducirlo o hacerlo más fácil de manejar.

El comportamiento agresivo puede ser:

  • Verbal: por ejemplo, decir malas palabras, gritar o amenazar
  • Físico: por ejemplo, golpear, pellizcar, arañar, jalar el pelo, morder o tirar cosas.

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Algunas personas suponen que el comportamiento agresivo es un síntoma de la demencia en sí. Esto puede ser cierto, pero es más probable que exista otra causa. Por ello, es fundamental ver más allá del comportamiento y pensar qué podría estar ocasionándolo. Las razones del comportamiento de la persona podrían incluir:

  • Dificultades relacionadas con la demencia, por ejemplo, pérdida de memoria, problemas de lenguaje u orientación.
  • Su salud física y mental; por ejemplo, pueden sentir dolor o malestar que no son capaces de comunicar.
  • La cantidad y tipo de contacto que tienen con otra persona u otras personas.
  • Su entorno físico; por ejemplo, si la habitación está demasiado oscura, la persona puede sentirse confundida y angustiada porque no puede saber dónde está.
  • Una sensación de estar fuera de control, frustración con la forma en que se comportan los demás o una sensación de que no está siendo escuchada o comprendida.
  • Frustración y confusión por no poder hacer cosas, o por no poder darle sentido a lo que sucede a su alrededor.

RECUERDA: La agresión puede estar relacionada con la personalidad y el comportamiento de la persona antes de que desarrollara demencia. No obstante, gente que nunca antes había sido agresiva también puede desarrollar este tipo de comportamiento. Entonces, la demencia puede afectar la personalidad y los hábitos de una persona.

 

Fuente: Alzheimer’s Society