Los adolescentes suelen pensar de manera concreta. Esto significa que les cuesta entender los conceptos abstractos y simbólicos. Su pensamiento tiende a centrarse en el presente. Apenas están comenzando a poder recopilar información de la experiencia, analizar información y tomar decisiones críticas sobre elecciones y consecuencias futuras.

Esta etapa del pensamiento debe tomarse en cuenta cuando los adolescentes reciben terapia o asesoramiento de algún tipo. Por ejemplo, cuando se habla de fumar, puede ser más eficaz señalar las consecuencias a corto plazo, como el mal aliento o la pérdida de la capacidad atlética, que las consecuencias a largo plazo, como el cáncer.

La edad de 11 a 14 años tiende a ser un período egocéntrico. Muchos adolescentes están preocupados por sus propios deseos y necesidades y suelen ser insensibles a los demás. Debido a que son tan egocéntricos, parecen creer que otras personas los están observando. Como resultado, algunos adolescentes pueden sentir que están constantemente «en el escenario» y que están siendo juzgados por una audiencia imaginaria. Un adolescente que se ve afectado por dicha audiencia puede sentirse cohibido y preocupado por su apariencia. Por ejemplo, algunos adolescentes pueden peinarse sin cesar, cambiarse de ropa con frecuencia y mirarse constantemente en el espejo para ver cómo se ven los demás.

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Es normal que los adolescentes tengan la sensación de ser excepcionalmente invencibles, o que posean una mentalidad que diga «eso nunca me pasará a mí». Esta forma de pensar puede limitar su capacidad para evaluar situaciones, riesgos y consecuencias futuras. Como resultado, pueden involucrarse en comportamientos riesgosos y poner a prueba la autoridad.

Los adolescentes más jóvenes se vuelven más sofisticados en su forma de pensar de manera gradual. Asimismo, los adolescentes comienzan a reconocer que los problemas son complejos y que la información se puede interpretar de diferentes formas. Aprenden flexibilidad, razonamiento complejo, razonamiento inductivo y deductivo, sensibilidad hacia los demás y resolución de problemas. La capacidad de escuchar otros puntos de vista a veces puede ser inquietante para los adolescentes, quienes después pueden cuestionar situaciones que aceptaron al pie de la letra en el pasado. Esto puede hacer que algunos se sientan inseguros o a la deriva. En momentos de estrés, los adolescentes pueden volver al pensamiento concreto y simplista.

Si deseas saber más sobre el pensamiento de los adolescentes, consulta a un profesional de la salud mental.

 

Fuente: Michigan Medicine – University of Michigan Health