Debido a que los trastornos de la alimentación pueden ser muy graves, es importante buscar ayuda si tú o un ser querido creen tener alguno de estos problemas. Tu proveedor de atención médica puede usar las siguientes herramientas para realizar un diagnóstico:
- Un historial médico, que incluye preguntas sobre tus sÃntomas. Es importante que seas honesto(a) acerca de tus conductas de alimentación y ejercicio para que tu médico pueda ayudarte.
- Un examen fÃsico.
- Análisis de sangre u orina para descartar otras posibles causas de tus sÃntomas.
- Otras pruebas para determinar si tienes otros problemas de salud causados ​​por el trastorno alimentario. Estas pueden incluir pruebas de función de los riñones y un electrocardiograma (ECG).
¿Cuáles son los tratamientos para los trastornos de la alimentación?
Los planes de tratamiento para estos trastornos se adaptan a las necesidades individuales. Es probable que se te asigne un equipo de especialistas en salud, el cual incluye médicos, nutriólogos, enfermeras y terapeutas. Los tratamientos pueden incluir:
- Psicoterapia individual, grupal y/o familiar. La terapia individual puede incluir enfoques cognitivo-conductuales, que te ayudarán a identificar y cambiar los pensamientos negativos e inútiles. También te ayuda a desarrollar habilidades de afrontamiento y cambiar patrones de comportamiento.
- Atención médica y seguimiento, incluyendo la atención de las complicaciones que pueden causar los trastornos de la alimentación.
- Asesoramiento nutricional. Los médicos, enfermeras y consejeros te ayudarán a comer de manera saludable para alcanzar y mantener un peso saludable.
- Los medicamentos, como los antidepresivos, antipsicóticos o estabilizadores del estado de ánimo, pueden ayudar a tratar algunos trastornos alimentarios. Tales medicinas también pueden ayudar con los sÃntomas de depresión y ansiedad que a menudo acompañan a los trastornos de la alimentación.
RECUERDA: Algunas personas con trastornos alimentarios graves podrÃan necesitar el ingreso a un hospital o inscribirse en un programa de tratamiento residencial. Los programas de tratamiento residencial combinan servicios de vivienda y tratamiento.