Al día de hoy, la mayoría de la gente seguramente está consciente de que la edad avanzada y las enfermedades crónicas aumentan el riesgo de que una persona sufra complicaciones graves si adquiere COVID-19, según lo indica la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard (Estados Unidos).

Sin embargo, tal vez muchas no se han cuestionado el porqué.

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Aunque hasta el momento no está del todo claro, aquí hay algunas posibles razones:

  1. Un sistema inmunitario debilitado por la edad o la enfermedad no puede combatir al virus, lo que podría provocar una infección abrumadora.
  2. El sistema inmune «falla» o tiene una respuesta exagerada en algunas personas, provocando tanta inflamación y daño en los tejidos que la reacción inmune en sí misma causa complicaciones.
  3. El daño a los órganos debido a enfermedades existentes o pasadas puede hacer que el daño adicional causado por el virus sea más de lo que una persona es capaz de manejar. Un ejemplo es la enfermedad pulmonar relacionada con el tabaquismo, la cual se complica por la infección respiratoria del nuevo coronavirus.
  4. El estrés de una infección viral puede aumentar la demanda de órganos ya dañados o envejecidos (como el corazón).
  5. Los medicamentos tomados para tratar afecciones crónicas podrían aumentar la gravedad de la infección. Una sugerencia (que NO podido ser probada hasta ahora) es que una familia de medicamentos, llamada inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA), permite que más organismos virales ingresen a las células. Los inhibidores de la ECA son comúnmente tomados por personas con diabetes e hipertensión, lo que podría explicar por qué estas afecciones están relacionadas con enfermedades más graves. Sin embargo, los médicos han recomendado a las personas que consumen estos medicamentos continuar con su tratamiento durante la pandemia.

Con base en lo anterior, se requiere más investigación para comprender si una o más de estas razones tienen más peso o si existen otros factores en juego para incrementar el riesgo de COVID-19 en su forma grave.

 

Vía: Harvard Medical School