La gota es una forma de artritis que se caracteriza por dolores agudos, enrojecimiento y sensibilidad de las articulaciones. Así que si sufres de esta afección y ya te dio tu primer ataque o episodio, seguro no lo has olvidado. El dolor intenso, la hinchazón y el enrojecimiento golpean fuerte y rápidamente. El ataque inicial suele golpear la articulación grande del dedo gordo del pie, pero los posteriores pueden afectar el pie o el tobillo. Otros puntos importantes incluyen las rodillas, las manos y las muñecas, de acuerdo con la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard (Estados Unidos).

Por lo general, el tratamiento incluye una combinación de cambios en la dieta y el estilo de vida, así como medicamentos recetados, un enfoque conocido como terapia de reducción de uratos, si los ataques recurren o se vuelven más graves, así lo señala el Colegio Estadounidense de Reumatología.

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Por ello, para tratar episodios repentinos de síntomas de gota, aquí te mencionamos los remedios que han demostrado ayudar a reducir la inflamación causada por los cristales de urato, que se forman por la cristalización de ácido úrico dentro de las articulaciones:

  1. Medicamentos. En algunos casos, un medicamento antiinflamatorio no esteroideo de venta libre, como el ibuprofeno o el naproxeno, es suficiente para controlar los síntomas. Pero la mayoría de las personas requieren una dosis recetada de un medicamento antiinflamatorio, pastillas de corticosteroides (prednisona) o el medicamento colchicina. También se puede inyectar un corticosteroide en la articulación para ayudar a controlar el dolor.
  2. Hielo. Envuelve una compresa fría en una toalla fina y aplícala en la articulación durante 20 a 30 minutos varias veces al día.
  3. Descanso. Descansa la articulación sobre una almohada y trata de no moverla hasta que el dolor desaparezca.

RECUERDA: Los episodios pueden durar desde varios días hasta una semana o más. Si bien el autocuidado generalmente alivia los síntomas, debes consultar a tu médico para confirmar un diagnóstico y discutir cómo prevenir futuros ataques.

 

Vía: Harvard Medical School