El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa que puede causar complicaciones graves, especialmente en niños pequeños. La vacuna es la forma más efectiva de prevenirla, pero a su alrededor circulan muchos mitos que generan dudas y confusión. Aclararlos es clave para proteger la salud individual y colectiva.
Mito 1: «El sarampión ya no existe, así que no necesito vacunarme»
Falso. Aunque en muchos países los casos han disminuido, el virus aún circula en varias regiones del mundo y puede reintroducirse fácilmente. Las personas no vacunadas siguen en riesgo.
Mito 2: «La vacuna puede causar sarampión»
Falso. La vacuna contra el sarampión (parte de la triple viral: sarampión, rubéola y parotiditis) contiene una forma atenuada del virus que no causa la enfermedad. Puede generar fiebre leve o sarpullido pasajero, pero no provoca sarampión.
Mito 3: «Es mejor adquirir inmunidad enfermándose de sarampión»
Falso. Contraer la enfermedad puede llevar a complicaciones graves como neumonía, encefalitis e incluso la muerte. La vacuna otorga inmunidad segura y efectiva sin exponer al riesgo.
Verdad: «La vacuna es altamente efectiva»
Cierto. Dos dosis de la vacuna proporcionan más del 97% de protección contra esta enfermedad viral. Además, contribuyen a la inmunidad colectiva, protegiendo a quienes no pueden vacunarse por razones médicas.
Verdad: «Los adultos también pueden necesitar vacunarse»
Cierto. Personas nacidas después de 1970 que no tienen evidencia de vacunación o inmunidad, especialmente si viajan o trabajan en salud o educación, deben consultar si requieren la vacuna.
Conoce más: ¿Qué tan contagioso es el virus del sarampión?
Vacunarse contra esta enfermedad no sólo protege tu salud, también ayuda a prevenir brotes y salvar vidas. Informarse con fuentes confiables es el primer paso para tomar decisiones responsables.
Fuente: Organización Mundial de la Salud