Adaptado por Alzheimer’s Disease International (ADI), en colaboración con ClikiSalud – Fundación Carlos Slim
Basado en un artículo de Pascal Antoine, publicado en el Informe Mundial del Alzheimer 2022 de ADI

Cuidar a una persona con demencia puede ser una experiencia muy exigente. Muchas veces los cuidadores sienten cansancio, estrés o incluso soledad. Sin embargo, también existen maneras de ver el cuidado desde una perspectiva que fortalezca lo positivo.

La psicología positiva estudia cómo las personas pueden encontrar bienestar y sentido en su vida, incluso en situaciones difíciles. Aplicada al cuidado, significa reconocer no solo las cargas, sino también los momentos valiosos que se comparten con la persona cuidada.

Por ejemplo, los cuidadores pueden apoyarse en:

  • Apreciar los pequeños logros de cada día, como una sonrisa o una conversación tranquila.
  • Practicar la gratitud, recordando lo que el cuidado les permite aprender o vivir.
  • Buscar actividades que den alegría tanto al cuidador como a la persona con demencia, como escuchar música, ver fotos o pasear juntos.
  • Compartir experiencias con otros cuidadores, lo que ayuda a sentirse acompañado y comprendido.

La psicología positiva no elimina las dificultades, pero puede ofrecer herramientas para enfrentarlas con mayor resiliencia. Ver el cuidado desde un enfoque equilibrado, que también valore lo que se gana y no solo lo que se pierde, contribuye a mejorar la calidad de vida de quienes cuidan y de quienes reciben el cuidado.

Al final, cuidar con esta mirada significa encontrar sentido en los vínculos y en los momentos compartidos, incluso cuando las palabras ya no son fáciles o cuando la memoria empieza a fallar. Puede ser una oportunidad para redescubrir gestos simples, para conectarse desde la ternura y para valorar la presencia mutua más allá de las limitaciones de la enfermedad.

Esto no quiere decir que todo será sencillo: el cuidado sigue siendo una tarea difícil y a veces dolorosa. Pero recordar que también hay lugar para la esperanza, para la alegría y para el amor ayuda a equilibrar la experiencia. Los cuidadores necesitan espacios donde se reconozca su esfuerzo y donde puedan cuidar de sí mismos, porque solo así podrán seguir acompañando con fuerza y con cariño.