La miopía es uno de los problemas de salud visual más comunes en todo el mundo. Tan solo en Estados Unidos, se calcula que cerca del 25% de las personas padecen esta afección.

Se trata de un tipo de error de refracción bastante común, en donde los objetos cercanos se ven con claridad pero los objetos lejanos se ven borrosos.

Esto ocurre porque los ojos afectados enfocan las imágenes delante de la retina en lugar de hacerlo sobre la retina.

De acuerdo con expertos en salud, la miopía puede afectar a personas de todas las edades, sin embargo, suele ser más común en niños de entre 8 y 12 años de edad. Las personas cuyos padres padecen esta afección pueden tener más probabilidades de desarrollarla.

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La miopía puede empeorar durante la adolescencia, de ahí la importancia de que sea detectada a tiempo. Algunos de los síntomas que pueden alertar sobre su posible presencia son:

  • Dolores de cabeza.
  • Fatiga visual.
  • Entrecerrar los ojos para ver.
  • Dificultad para ver objetos lejanos, como señales en la autopista.

Solamente un oftalmólogo puede diagnosticar la miopía y otros problemas de salud visual mediante un examen completo de los ojos.

Prevención

Aunque la miopía no se puede prevenir del todo, sí existen algunas medidas de seguridad que recomiendan los expertos para reducir el riesgo de esta y otras afecciones de la salud visual. Entre ellas se encuentran:

1. Evitar leer o trabajar a oscuras o con poca iluminación. Esto incluye evitar utilizar dispositivos móviles en un cuarto con las luces apagadas.

2. Acudir con un oftalmólogo para realizar un examen de la vista por lo menos una vez al año, con la finalidad de detectar a tiempo algún problema de salud visual. La frecuencia de los exámenes debe ser mayor en personas con antecedentes de problemas visuales así como en quienes padezcan diabetes.

3. Realizar ejercicio de forma frecuente para favorecer una adecuada circulación sanguínea.

4. Dormir la cantidad de horas suficiente requerida cada noche (8 horas en adultos). El sueño refresca los ojos después de su exposición diaria a irritantes comunes como el polvo.

 

Fuente: National Eye Institute