Son muchos los mitos que, por costumbre o desconocimiento, ponen en riesgo a la vista. En México, como en muchas culturas, predomina la creencia de que, el “mal de ojo” debe prevenir a los bebés de la mirada que surge de la envidia. Son frecuentes las infecciones y lesiones provocadas por frotar sustancias alrededor de las órbitas oculares y en los ojos, con objetos, amuletos, plantas, palabras, medallas o inscripciones que se cree que sirven como escudo contra el mal. Se utilizan cordones umbilicales para frotarlos, o piedras o plantas (el pirul, el tabaco, el chile ancho, el huevo, el copal negro, las hojas de pipe) o incluso el fuego, en rituales con chamanes y curanderos. Estas prácticas exponen a los bebés y generan daño. Nunca debe confundirse un signo o síntoma de enfermedad, con el estar “ojeado», asumiendo que se «le echó el ojo encima” o se le provocó un “mal de ojo». Jamás se debe auto-medicar, aplicando gotas de limón u otros.
Siempre que se presenten ojos inflamados o rojos, con secreción y dolor se debe acudir de inmediato al médico.

A continuación, se aclaran algunos de los mitos más frecuentes:

MITO: Dicen que tengo el ojo seco porque de joven lloré demasiado.
El ojo seco no ocurre por agotarse, las lágrimas. Es un infiltrado inflamatorio de las glándulas lagrimales, sin relación alguna con el estado anímico de las personas. El llorar o no llorar, no provoca ni protege al ojo seco.

MITO: Salir a la intemperie cuando se tienen los ojos calientes hace daño y produce conjuntivitis.
Leves cambios en la temperatura externa producen vasoconstricción o vasodilatación, pero de ninguna manera generan fenómenos infecciosos o alérgicos.

MITO: Las gotas de limón son buenas para los ojos.
El limón no tiene propiedades bactericidas o bacteriostáticas y de ningún modo es terapéutico. Su colocación en el ojo produce un fenómeno de vasodilatación (aumento del calibre de los vasos sanguíneos) seguido de una vasoconstricción (reducción del calibre de los vasos sanguíneos), por rebote. Por ello, aparenta haber una leve mejora en la vista de forma inicial, pero su efecto es transitorio. La acidez del limón está por debajo del pH de la lagrima y causa daño importante.

MITO: La contaminación del aire (smog) produce conjuntivitis infecciosa.
La contaminación ambiental causa irritación. La irritación crónica puede predisponer cuadros infecciosos, pero de ninguna manera es por sí sola, generadora de procesos infecciosos.

MITO: El té de manzanilla cura las infecciones oculares
La manzanilla no tiene propiedades antibacterianas. El tener que hervir el agua para su preparación, facilita los lavados oculares. Para evitar irritación, el té de manzanilla puede adaptarse al pH de 7.4, normal de la lagrima, con una cucharada sopera de sal, por litro. Sin embargo, los lavados frecuentes alteran la flora normal de la conjuntiva. Se utilizan sólo cuando hay un exceso de secreciones para eliminar y limpiar la superficie ocular.

MITO: Usar colirios vasoconstrictores es peligroso.
El uso frecuente de gotas oculares que producen vasodilatación, generan rebote con dependencia al medicamento. Sin embargo, no hacen daño.

MITO: Como las «carnosidades» cubren la visión, deben operarse cuando son pequeñas.
Extirpar las carnosidades, ya sean pequeñas o grandes, no altera su posibilidad de reaparecer. El extirparlas de forma temprana, responde a razones estéticas, aunque ciertamente crecen con el tiempo.

MITO: La miopía es una enfermedad que tiende a agravarse hasta que el sujeto queda ciego.
La miopía es una forma de los ojos; no es una enfermedad. Aumenta con el crecimiento. Si un ojo miope es más largo de lo normal, al crecer tiende a ser más grande y, por tanto, más miope.

MITO: Por haber leído mucho y con mala luz, un individuo a los 45 años de edad no puede ver bien de cerca.
Hacia los 45 años, es normal el desarrollo de presbiopía, con dificultad creciente para leer de cerca. No depende de la cantidad de lo leído.

MITO: El uso de lentes de contacto detiene la miopía.
En la mayoría de casos, la miopía deja de incrementarse espontáneamente durante la adolescencia tardía. El uso de lentes de contacto no la altera. La mejora en la vista por su uso, da la impresión de detener la miopía, pero es consecuencia de la adaptación que generan.

MITO: Es necesario operarse para evitar que la miopía avance.
Hacia los 21 años, aumenta un poco la miopía, pero su incremento se presenta con o sin anteojos, lentes de contacto u operación. La razón para considerar una intervención quirúrgica, se basa exclusivamente en el deseo del paciente de ver bien sin lentes, pero no afecta la historia natural de la miopía. En todo caso, no se debe realizar cirugía refractiva antes de los 18 años, debido a los cambios refractivos naturales, por crecimiento.

MITO: Acostumbrarse a los anteojos perjudica la visión; no usar anteojos cuando son necesarios produce que el defecto refractivo avance.
Los anteojos mejoran el enfoque de la vista que se proyecta en la retina, mejorando la visión. El usarlos o dejar de usarlos, no influye en la evolución del defecto refractivo.

MITO: La televisión causa problemas oculares.
Ver de cerca la televisión o en un cuarto oscuro daña los ojos. No se conoce que las radiaciones emitidas por la televisión originen alteración alguna, ni de cerca ni de lejos. Si produjeran alguna alteración, toda la población presentaría problema de salud visual.

MITO: Las computadoras dañan la visión.
Las radiaciones emitidas por la pantalla no difieren en lo más mínimo de aquellas emitidas por un televisor normal. Los reflejos pueden disminuirse con el uso de filtros. Sin embargo, su reducción es muy relativa. De ningún modo afectan al globo ocular.

MITO: Leer con poca luz, hacerlo muy de cerca o acostado perjudica la visión.
La intensidad de la luz ilumina lo que se ve; no altera la visión. Así como tomar una fotografía con poca luz no daña la cámara, el ojo no se afecta por leer con poca luz. Leer acostado, boca abajo o de pie no afecta al globo ocular.

MITO: Hacer ejercicio con los ojos ayuda a mantener una buena visión.
Al mover los ojos a los lados, solo se accionan los músculos extrínsecos del ojo, sin alterar la acomodación, ni con las estructuras internas del ojo. Los músculos extra-oculares no requieren de ejercicio alguno. Sus movimientos son normales cuando se tiene un aparato neuromuscular sano. Hacer ejercicio con los ojos, en nada ayuda a la salud integral del ojo.

MITO: Hay que comer zanahorias para ver bien.
Las zanahorias tienen vitamina A, pero una dieta normal es suficiente. Si el afectado es miope, aunque aumente el consumo de zanahorias, seguirá siendo miope.

MITO: Es bueno descansar los ojos y no leer en exceso.
Leer muy de cerca demanda mayor fuerza de acomodación, pero no causa problemas. Sólo aparece cansancio cuando se lee por tiempo prolongado.

MITO: Le dicen el sapo por ser muy ojón. Su mama dice que tiene ojos sonadores y que los heredó de su abuela que era tapatía.
El cuadro de ojos “saltones” puede deberse a una oftalmopatía tiroidea, con retracción del parpado superior. Amerita valoración médica.

MITO: Comer carne de cerdo o picante después de una cirugía está prohibido ya que «encona» las heridas.
La carne de cerdo o el picante no son los causantes directos de molestias o complicaciones post-quirugicas. El efecto de los anestésicos y las horas prolongadas de ayuno pueden ocasionar nausea e intolerancia transitarla a la vía oral después de una cirugía. Se recomienda reiniciar la vía oral con líquidos claros y dieta blanda. La maniobra de Valsalva que se realiza con la emesis puede provocar sangrado, mayor inflamación y en casos extremos, dehiscencia de herida por aumento de la presión en el área quirúrgica.

MITOS: Mientras tiene vesículas y costras el herpes zoster puede infectar a otras personas.
Aunque es viral, la capacidad de contagio del herpes zoster es reducida. Aparece como reactivación viral de una infección contraída muchos años atrás. Los pacientes que sufren esta afección, además del dolor que causa sufren de rechazo por las costras faciales que desfiguran el rostro. Las lesiones deben tratarse con higiene, pero sin temor.

MITOS: La córnea se edematiza porque está rechazando la lente intraocular que se implanto.
La inflamación progresiva después de la implantación de una lente intraocular, puede deberse a enfermedades coadyuvantes del receptor o consecuencia iatrogénica por la cirugía. Nunca es por intolerancia al material de la lente porque está plenamente demostrado que tal material es inerte. La queratopatía bulosa es secundarla a perdida de células endoteliales. Cuando dicha pérdida es importante, la función endotelial de deshidratación no se lleva a cabo de manera adecuada, resultando edema de la córnea.

MITOS: El paciente tiene querato-cono y se está quedando ciego; urge que se haga un trasplante de córnea porque está es tan delgada que si no se realiza el trasplante se romperá.
La operación del querato-cono siempre será electiva. Los pacientes ven mal por la gran distorsión de imágenes y opacidades en la superficie corneal, pero no quedarán ciegos por el querato-cono. La córnea se puede romper en sus capas posteriores y producir un querato-cono agudo, pero ésto no pasa mientras no exista un proceso ulceroso y lítico anterior.

MITOS: «No dono mis órganos porque el día de la resurrección regresaré sin ellos y entonces, ¿Qué hago?»
Este mito existe por falta de difusión acerca de la actividad de donación.