Las férulas o protectores dentales nocturnos (también conocidas como guardas) son herramientas odontológicas súper importantes para cuidar tus dientes y la función de tu mandíbula. Se usan principalmente para manejar el bruxismo (el rechinamiento o apretamiento involuntario de los dientes), un problema que afecta a más del 30% de los adultos.
Cómo funcionan y qué tipos existen
La guarda pone una barrera dura entre las filas de dientes, guiando tu mandíbula hacia una posición de descanso ideal. La más efectiva es la férula de descarga rígida (de acrílico duro), que ayuda a relajar los músculos y a distribuir las fuerzas de manera uniforme. Las blandas se usan solo para casos muy leves.
Sus beneficios incluyen:
- Protección Total: Absorben esas fuerzas brutales, evitando el desgaste rápido, fisuras y hasta fracturas dentales, lo que te ahorra tratamientos dentales carísimos.
- Adiós al dolor: Ayudan a relajar los músculos de la masticación (maseteros y temporales), aliviando dolores de cabeza tensionales al despertar, dolores de oído no causados por infecciones y la rigidez en el cuello.
- Salud bucal integral: Disminuyen la presión excesiva, protegen tus encías, mejoran tu calidad de sueño y estabilizan la articulación temporomandibular (ATM) si tienes disfunción temporomandibular (DTM).
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Otras aplicaciones y diferencias clave
Existen férulas especiales como los dispositivos de avance mandibular (DAM) para la apnea del sueño leve o moderada, y las de reposicionamiento para la DTM. Ojo: no confundas la férula nocturna (precisa, de acrílico duro, para la mordida) con el protector bucal deportivo (grande, flexible, para golpes).
En resumen, la férula o guarda dental es un aparato médico hecho a tu medida que requiere un diagnóstico y una fabricación súper cuidadosos. Es una terapia completa para prevenir el daño dental permanente y ese molesto dolor crónico de músculos que viene del apretamiento mandibular.
Fuente: Very Well Health
