La alveolitis seca es una complicación dolorosa que puede presentarse después de la extracción de una o más muelas. Es más común después de la extracción de las muelas del juicio. Afortunadamente, existen medidas que puedes tomar para reducir el riesgo.

Normalmente, tras la extracción de una muela, se forma un coágulo de sangre sobre el orificio, creando una barrera temporal. La alveolitis seca suele presentarse cuando el coágulo se desprende y se cae, exponiendo el hueso y los nervios, lo que ocasiona un dolor considerable.

Para prevenir esto, tu dentista te dará una lista de instrucciones, como no beber con popote y evitar ciertos alimentos, para ayudar a proteger el coágulo y mantenerlo en su lugar. Sin embargo, a veces, la alveolitis seca se presenta a pesar de tus mejores esfuerzos.

Por lo general, la afección aparece en la mandíbula inferior y la zona de las muelas, en lugar de hacerlo en la parte frontal, y puede manifestarse unos días después de la extracción, cuando el dolor debería estar mejorando.

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El síntoma más común de la alveolitis seca es un dolor intenso que se presenta varios días después de la extracción. Dicho dolor puede irradiarse desde la alveolitis hasta el oído, el ojo o el cuello, del mismo lado de la extracción.

Otros síntomas de la alveolitis seca incluyen los siguientes:

  • Mal sabor de boca
  • Mal aliento
  • Fiebre baja, inferior a 38 °C (una temperatura superior a 38 °C podría indicar una infección)

Para tratar la alveolitis seca, tu dentista administrará un anestésico para adormecer la zona, la limpiará con un enjuague estéril y después rellenará la alveolitis con una pasta medicada. Si la alveolitis seca se infectó, quizás el dentista también te recomiende un tratamiento con antibióticos.

La alveolitis seca suele desaparecer a los pocos días del tratamiento.

Si tienes más dudas sobre esta afección, consulta a un profesional de la salud bucal.

 

Fuente: Harvard Medical School