La lactancia materna no sólo aporta los nutrientes esenciales para el desarrollo del bebé, también cumple una función clave en la formación del sistema inmunológico, lo que puede influir en la aparición de alergias durante la infancia.
¿Por qué la lactancia puede reducir el riesgo de alergias?
Durante los primeros meses de vida, el sistema inmune del bebé aún está en formación. La leche materna contiene anticuerpos, enzimas y compuestos antiinflamatorios que ayudan a fortalecer las defensas del recién nacido y a desarrollar una respuesta inmunitaria equilibrada. Esto es especialmente importante en la prevención de alergias como el asma, la dermatitis atópica o las alergias alimentarias.
Además, la lactancia promueve el desarrollo de una microbiota intestinal saludable, lo que también se ha relacionado con una menor probabilidad de desarrollar enfermedades alérgicas.
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¿Cuánto tiempo es recomendable amamantar?
La Academia Americana de Pediatría y los CDC recomiendan la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida, y continuarla junto con otros alimentos hasta al menos el primer año. Cuanto más prolongada sea la lactancia, mayores podrían ser sus beneficios protectores contra las alergias.
En bebés con antecedentes familiares de alergias, la lactancia materna puede ser especialmente importante como medida de prevención.
Amamantar no garantiza que el niño nunca tendrá alergias, pero puede disminuir el riesgo y contribuir a una mejor salud inmunológica a largo plazo.