El calostro es la primera leche que produce el cuerpo de la madre tras el parto. De aspecto espeso y amarillento, es una sustancia altamente concentrada en nutrientes, anticuerpos y factores protectores. Aunque se produce en pequeñas cantidades, sus beneficios para el recién nacido son enormes, sobre todo en las primeras horas de vida.
1. Proporciona defensas esenciales
El calostro está repleto de inmunoglobulinas, especialmente la IgA, que recubren las mucosas del intestino, nariz y garganta del bebé. Esto ayuda a prevenir infecciones y forma una primera línea de defensa mientras el sistema inmunológico del recién nacido madura.
2. Favorece la salud intestinal
Gracias a su contenido de factores de crecimiento y probióticos naturales, el calostro ayuda a preparar el tracto digestivo del bebé. Además, actúa como un laxante suave que facilita la expulsión del meconio, ayudando a reducir el riesgo de ictericia neonatal.
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3. Facilita el vínculo madre-bebé
La succión del calostro en las primeras horas estimula el contacto piel con piel, promueve el apego temprano y favorece la liberación de oxitocina, una hormona clave para fortalecer el vínculo afectivo. También ayuda al útero a contraerse, reduciendo el sangrado posparto.
4. Aporta nutrientes ideales para el recién nacido
El calostro contiene proteínas de alta calidad, vitaminas liposolubles, minerales y azúcares en proporciones adecuadas para las primeras necesidades del bebé. Es una fuente concentrada de energía que se adapta perfectamente al sistema digestivo inmaduro.
A pesar de su pequeño volumen, el calostro es conocido como “oro líquido” por sus múltiples beneficios. Su presencia en las primeras horas de vida es un regalo natural de protección, nutrición y amor, que tiene efectos duraderos en la salud del recién nacido.
Fuente: Mayo Clinic