El golpe de calor es una condición grave y potencialmente mortal que ocurre cuando el cuerpo no puede regular su temperatura debido a una exposición prolongada al calor extremo. Es especialmente común durante olas de calor intensas y afecta de forma particular a niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
Síntomas que debes reconocer rápidamente
Detectar los signos a tiempo puede marcar la diferencia. Algunos de los síntomas más frecuentes y alarmantes del golpe de calor son:
- Fiebre muy alta (mayor a 39.5 °C).
- Piel roja, caliente y seca (sin sudoración).
- Dolor de cabeza intenso.
- Mareo, confusión, desorientación o conducta inusual.
- Pulso acelerado y respiración agitada.
- Náuseas, vómito o incluso pérdida del conocimiento.
Estos síntomas aparecen repentinamente y pueden empeorar con mucha rapidez.
¿Cómo prevenir esta peligrosa condición?
Para evitar un golpe de calor, es fundamental tomar medidas prácticas, constantes y eficaces, especialmente durante los días más calurosos:
- Hidrátate frecuentemente, aunque no tengas sed.
- Usa ropa ligera, clara y transpirable.
- Evita salir entre las 11 a.m. y las 5 p.m.
- Permanece en lugares ventilados o con aire acondicionado.
- No dejes a niños, personas mayores o mascotas en autos cerrados.
- Toma descansos si estás haciendo actividad física o trabajando bajo el sol.
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Primeros auxilios ante un golpe de calor
Si alguien presenta síntomas de golpe de calor, actúa de inmediato:
- Llama a emergencias. Esta es una urgencia médica.
- Llévalo a un lugar fresco y sombreado.
- Retira el exceso de ropa y rocía el cuerpo con agua fresca.
- Aplica paños fríos en axilas, cuello, ingles y muñecas.
- Ventílalo intensamente hasta que llegue ayuda profesional.
- Si está consciente, ofrécele agua en pequeños sorbos, sin obligarlo.
Actuar rápido y con decisión puede salvar vidas. No subestimes el calor extremo: protegerse es cuidarse con inteligencia y empatía.
Fuente: Organización Mundial de la Salud