Enfocarse en la dieta y la nutrición es importante en general, pero es especialmente importante durante el tratamiento para el cáncer de mama. Concretamente, necesitas un equilibrio saludable de grasas, proteís copiosnas, carbohidratos, vitaminas y minerales para fortalecer tu cuerpo y ayudar a recuperarte de los tratamientos intensos a los que te someterás.
En ocasiones, los tratamientos pueden dificultar o hacer que comer sea doloroso. Las náuseas, la pérdida de apetito y las llagas en la boca son efectos secundarios comunes de la quimioterapia y otras terapias contra el cáncer de mama. Tales tratamientos también pueden hacer que percibas un sabor extraño en los alimentos, haciéndolos desagradables.
Si tienes dificultad para desayunar, almorzar y cenar, cambia esas tres comidas copiosas por refrigerios más pequeños a lo largo del día. Para asegurarte de recibir la cantidad correcta de nutrientes, elige refrigerios ricos en vitaminas y minerales. También son buenas aquellas opciones que son ricas en proteínas y calorías, pero suaves para un paladar sensible.
Algunos ejemplos incluyen mantequilla de cacahuete y galletas, helado, frutos secos, bebidas nutricionales y barras de granola.
Fuente: Healthline