Cuando vives con una o más enfermedades crónicas, el ejercicio y la actividad física regulares son cruciales, pues te mantienen más saludable, te dan energía, te fortalecen y ayudan a mejorar tu estado de ánimo.

El ejercicio y la actividad ayudan a combatir muchas condiciones de salud. Un cuerpo activo tiene menos probabilidades de ceder a la diabetes, las enfermedades cardíacas, las enfermedades pulmonares, la artritis, la depresión o el aumento de peso. Y mantenerte activo(a) puede protegerte de nuevos problemas de salud.

Con la ayuda de tu médico, puedes decidir qué funciona para ti. Averigua qué régimen de actividad o entrenamiento es seguro, qué debes evitar y qué tipo de opciones tienes. No hagas demasiada actividad física ni realices demasiado ejercicio al principio. Haz un poco cuando inicies y luego aumenta la cantidad gradualmente.

Consejos básicos para hacer ejercicio cuando tienes enfermedades crónicas

  • Sé tan activo(a) como puedas y con la mayor frecuencia que puedas, pero respeta los límites de tu cuerpo.
  • Establece metas que puedas alcanzar. Si esperas demasiado, es fácil desanimarse y dejar de hacer ejercicio.
  • Mantén contigo y en todo momento tus números telefónicos de emergencia.
  • No hagas demasiada actividad cuando comiences. Lo mejor es comenzar con solo unos minutos de ejercicio. Cada día, más o menos, aumenta ligeramente el tiempo y la intensidad de tu actividad.
  • Encuentra un grupo, una clase o un compañero o compañera con quienes puedas disfrutar de la actividad.
  • Mantente dentro de las pautas establecidas por tu médico. Por ejemplo, si tienes angina, camina un poco más lento en lugar de hacerlo al ritmo que te produce dolor en el pecho. Si tienes artritis en la rodilla o la cadera, camina sobre un terreno nivelado y evita las colinas. Aún mejor, haz ejercicio en el agua. Si no estás seguro(a) de tu rango de movimiento, trabaja con un fisioterapeuta para encontrarlo y ejercitarte de forma segura.
  • No hagas ejercicio si tu condición es peor de lo habitual. Por ejemplo, si padeces insuficiencia cardíaca, no hagas ejercicio si esta se agudiza.

Los expertos en salud sugieren que los adultos mayores y las personas con enfermedades crónicas intenten:

  • Estirarse durante al menos 10 minutos al día, 2 días a la semana.
  • Fortalecer los principales grupos de músculos con 8 a 10 ejercicios al día, al menos 2 días a la semana.
  • Realizar al menos 2½ horas de ejercicio moderado a la semana. Una forma de hacer esto es que se mantengan activos 30 minutos al día, al menos 5 días a la semana.

Recuerda que estas pautas son el estándar que debes llevar a cabo. No obstante, una caminata lenta puede parecerte difícil, fácil o dejarte en algún punto intermedio, dependiendo de tu estado de salud y de tu condición física. Por lo tanto, tú y tu médico deben trabajar en equipo y decidir qué es lo mejor para ti.