La frecuencia cardíaca —o pulso— indica el número de latidos cardíacos por minuto. Prestar atención a este valor resulta fundamental, no sólo porque implica el estado físico cardiovascular de una persona, también porque una frecuencia cardíaca inusualmente alta o baja puede ser señal de un problema de salud subyacente.

En el deporte, conocer la frecuencia cardíaca es de gran utilidad para saber, objetivamente, cómo nos estamos adaptando a la actividad física o una nueva sesión de entrenamiento. Para aprovechar al máximo este indicador, es importante que las personas que realizan ejercicio conozcan su frecuencia cardíaca normal, de acuerdo a su edad y la constancia con la que se ejercitan.

Recomendaciones

Para medir la frecuencia cardíaca antes o después de hacer deporte, se necesita un pulsómetro o un reloj deportivo especial. Como mencionamos anteriormente, la frecuencia cardíaca se expresa, normalmente, en pulsaciones por minuto. De acuerdo con expertos, la frecuencia cardíaca normal oscila entre 60 y 100 latidos por minuto en las personas adultas.

Es importante considerar que existen diferentes factores que afectan dicha frecuencia, como la edad, la hora del día, la temperatura o la genética. Cabe destacar que los latidos del corazón no son iguales en todas las personas, pues depende mucho el estilo de vida.

Según estudios sobre el tema, la frecuencia de cardíaca en un adulto puede oscilar de la siguiente manera según su nivel de actividad física:

  • Adulto sedentario en reposo: entre 60 y 100 pulsaciones por minuto.
  • Adulto sedentario realizando ejercicio aeróbico: entre 110 y 130 pulsaciones por minuto.
  • Adulto sedentario realizando ejercicio intenso: entre 130 y 150 pulsaciones por minuto.
  • Deportista amateur en reposo: entre 60 y 80 pulsaciones por minuto.
  • Deportista amateur realizando ejercicio aeróbico: entre 120 y 140 pulsaciones por minuto.
  • Deportista amateur realizando ejercicio intenso: entre 140 y 160 pulsaciones por minuto.
  • Atleta en reposo: entre 40 y 60 pulsaciones por minuto.
  • Atleta realizando ejercicio aeróbico: entre 140 y 160 pulsaciones por minuto.
  • Atleta realizando ejercicio intenso: entre 160 y 200 pulsaciones por minuto.

Recuerda que las frecuencias cardíacas en reposo que están continuamente altas pueden ser indicio de un problema. Acércate a tu médico y cuéntale sobre ello. También hazlo si tu frecuencia cardíaca en reposo está por debajo de los valores normales.

Considera que un pulso difícil de localizar puede significar una obstrucción en la arteria. Estas obstrucciones son frecuentes en personas con diabetes o arteriosclerosis a raíz del colesterol alto. Platícalo con un especialista.

Fuente: MedlinePlus (Biblioteca Nacional de Medicina de los E.U.)