Los residentes minoritarios de hogares de ancianos y comunidades de vida asistida se han visto especialmente afectados por la pandemia de COVID-19, así revelaron dos estudios de la Universidad de Rochester, en Estados Unidos. Los resultados se publicaron en la revista Journal of the American Geriatrics Society.

El primero encontró que los hogares de ancianos con porcentajes más altos de residentes de minorías raciales y étnicas reportaron de dos a cuatro veces más casos nuevos y de muerte por COVID-19 en comparación con otros durante la semana del 25 de mayo.

El número de nuevos casos confirmados de COVID-19 cada semana promedió 1.5 en estas instalaciones, con la mayor proporción de residentes de minorías, en comparación con 0.4 casos por instalación en aquellos con una proporción baja.

Los resultados se basan en datos provenientes de casi 15,600 hogares de ancianos, que sugieren que las desigualdades persistentes en las instalaciones con recursos limitados y la mala calidad de la atención están siendo «exacerbadas por la pandemia», informó Yue Li, líder del estudio y profesor de ciencias de la salud pública en la citada universidad.

Al 30 de julio, 362,000 personas en hogares de ancianos en Estados Unidos estaban infectadas con el virus, aproximadamente el 8% de todos los casos en el país norteamericano. Al menos 62,000 residentes de hogares de ancianos murieron de COVID-19, lo que representa el 41% de las muertes por coronavirus a nivel nacional.

El segundo estudio halló que las muertes por COVID-19 en comunidades de vida asistida en siete estados fueron cuatro veces más altas que en los condados donde están ubicadas.

Los resultados se basan en datos de Colorado, Connecticut, Georgia, Carolina del Norte y del Sur, Nueva York y Ohio, que dieron a conocer públicamente datos sobre el COVID-19 en hogares de ancianos y en entornos de atención residencial hasta el 29 de mayo.

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En dichas entidades, el porcentaje de muertes por COVID-19 osciló entre el 3.32% en Carolina del Norte y el 9.26% en Connecticut, mientras que el porcentaje de muertes por COVID-19 en las comunidades de vida asistida en esos estados osciló entre el 12.89% y el 31.59%, aunque menos del 10% de las comunidades de vida asistida informaron haber sido afectadas por la pandemia.

Las comunidades de vida asistida con una mayor proporción de residentes negros e hispanos tuvieron más casos de COVID-19, pero no más muertes.

«Al igual que en el estudio de hogares de ancianos, también observamos que las comunidades de vida asistida con más residentes de minorías registran más casos, y confirmamos que las comunidades con una mayor proporción de residentes con demencia, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y obesidad, experimentaron más casos de COVID-19″, destacó la líder del estudio Helena Temkin-Greener, también profesora de ciencias de la salud pública.

A diferencia de los hogares de ancianos, las comunidades de vida asistida están reguladas por los estados, no por el gobierno federal, y existen «diversos grados de rigor» en su supervisión, dijo en el comunicado.

El estudio encontró que varios factores hacen que las comunidades de vida asistida estén «mal preparadas» para enfrentar una pandemia. Generalmente tienen poco dinero, atienden a residentes cada vez más enfermos, tienen una supervisión limitada, y tienen escasez de personal y de equipo de protección personal (EPP).

Los trabajadores que brindan atención diaria suelen ser asistentes de cuidado personal en lugar de asistentes de enfermería certificados o enfermeras registradas, y reciben poca o ninguna capacitación en el uso de EPP, finalizaron los investigadores.

Por ello, si tienes algún familiar o ser querido en un hogar de ancianos o centro de vida asistida, asegúrate de monitorear continuamente las condiciones del lugar y de visitar regularmente a tu ser querido, a fin de tomar precauciones o decisiones que permitan proteger su salud de una mejor manera y, en consecuencia, de prevenir el riesgo de COVID-19 y de complicaciones por la enfermedad.

 

Vía: Health Day News