Una compresa caliente es, por definición, una almohadilla, un trozo de franela o una gasa sumergida en agua caliente o solución salina.
Cuando se va a utilizar en el área ocular, hay que tener cuidado de no calentar demasiado la compresa alrededor de esta delicada zona. Lo último que se quiere es lesionar la superficie ocular. Asimismo, la piel del párpado es muy fina y puede quemarse o dañarse fácilmente. En este caso, conviene limitar el calor a solo 40 °C.
Las compresas calientes para problemas oculares son una forma de aplicar calor estratégicamente en la zona. Puede ser calor seco o húmedo. A continuación desglosamos estos dos tipos de compresas:
- El calor seco no implica humedad en la piel. Se puede utilizar una almohadilla térmica o una bolsa de agua caliente. En ambos métodos, es recomendable colocar un paño entre la compresa y la piel.
- El calor húmedo utiliza agua tibia. Esto generalmente consiste en remojar primero una toallita o toalla en agua tibia y posteriormente escurrir el exceso antes de colocarla sobre o cerca de los ojos.
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Las compresas tibias para los ojos pueden usarse para diversas afecciones, entre ellas:
- Ojo seco por enfermedad de las glándulas de Meibomio: En esta afección, las diminutas glándulas que se encuentran a lo largo de los bordes de los párpados no pueden producir el aceite de buena calidad necesario para la película lagrimal que protege el ojo.
- Orzuelos o chalazión: Son dos tipos de protuberancias en el párpado o la línea de las pestañas.
- Conjuntivitis: Es la inflamación o infección de la membrana que recubre la parte blanca del ojo.
Fuente: Very Well Health