Entre las preocupaciones particulares en torno a los plásticos se incluyen su acumulación en océanos y vertederos, la generación de microplásticos y nanoplásticos, y la exposición humana a toxinas cuando las sustancias químicas presentes en los envases de alimentos se transfieren a los alimentos.
Además de las sustancias químicas que se utilizan intencionalmente para producir plásticos, se encuentran numerosas sustancias añadidas no intencionalmente (NIAS, por sus siglas en inglés) en los envases de alimentos. Tales sustancias químicas presentan riesgos de toxicidad y alteración endocrina en los seres humanos.
Sin embargo, las alternativas de envasado respetuosas con el medio ambiente son cada vez más comunes.
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Estos envases ecológicos para alimentos suelen utilizar bioplásticos sostenibles y extractos vegetales, como trigo, madera y bambú, que son biodegradables, reutilizables y libres de sustancias químicas peligrosas.
Aunque se ha demostrado que contienen sustancias químicas y NIAS, diversos estudios demuestran que la transferencia de sustancias químicas a los alimentos y al cuerpo es mucho menor con envases ecológicos que con plásticos, lo que los hace más seguros para el medio ambiente y la salud humana.
La exposición a sustancias químicas en los envases de alimentos es inevitable, pero los esfuerzos para reducir su transferencia a los alimentos son vitales para la salud humana.
Fuente: Healthline