Adaptado por Alzheimer’s Disease International (ADI), en colaboración con ClikiSalud – Fundación Carlos Slim
Basado en un testimonio de Helen Rochford-Brennan, publicado en el Informe Mundial del Alzheimer 2022 de ADI
Recibir un diagnóstico de demencia es un momento que cambia la vida. Para muchas personas, llegar a esa confirmación no es un proceso rápido ni sencillo. Puede tomar años, múltiples consultas médicas, pruebas complejas y, sobre todo, mucha incertidumbre. Detrás de cada diagnóstico hay una historia personal, y la de Helen Rochford-Brennan, de Irlanda, nos muestra de manera muy humana lo que significa atravesar ese camino.
Helen empezó a notar dificultades con su memoria en la vida diaria. Acudió a los médicos y pronto le dijeron que podría tratarse de Alzheimer. Sin embargo, durante cinco años siguió con su vida entre consultas y estudios, sin recibir una respuesta definitiva. La falta de claridad fue un peso emocional muy grande: convivir con síntomas que afectaban su rutina, sin un diagnóstico claro, la dejaba en una situación de duda constante.
Finalmente, después de ese tiempo, Helen recibió la confirmación de que tenía Alzheimer de inicio temprano. Aunque fue un golpe duro, también significó un alivio: por fin podía entender lo que le estaba pasando. Un diagnóstico, aunque doloroso, le permitió planificar su vida, buscar apoyo y sentirse validada en lo que había estado viviendo.
Su historia nos enseña que el diagnóstico temprano no es solo una cuestión médica: también es un acto de cuidado y de respeto hacia las personas y sus familias. Saber lo que ocurre permite organizarse, tomar decisiones, acceder a apoyos y construir un entorno más comprensivo. La espera prolongada, en cambio, puede aumentar la ansiedad, la confusión y el aislamiento.
Helen cuenta que, una vez que supo lo que tenía, pudo encontrar nuevas formas de vivir con sentido. Se involucró en actividades comunitarias, en espacios de sensibilización sobre la demencia y descubrió que todavía había lugar para proyectos, amistades y creatividad. Para ella, el diagnóstico fue duro, pero también se convirtió en una oportunidad para seguir adelante con dignidad y esperanza.
Este testimonio nos recuerda algo fundamental: vivir con demencia no significa perder el valor de la vida. Con información clara, apoyo emocional y empatía social, el diagnóstico puede ser el inicio de un nuevo camino. Un camino que, aunque distinto, sigue ofreciendo momentos de alegría, de conexión y de propósito.
Complemento: Cómo recibimos un diagnóstico de demencia
Recibir un diagnóstico de demencia es un momento único y muy sensible. No importa cuánto uno sospeche o se prepare: escuchar esas palabras de un médico siempre genera un impacto profundo. Algunas personas sienten alivio al ponerle nombre a lo que les pasa; otras sienten miedo, tristeza o enojo. Cada reacción es distinta y todas son válidas.
Muchos prefieren recibir el diagnóstico acompañados por un familiar o un amigo. No se trata solo de escuchar lo que dice el médico, sino de tener a alguien de confianza que brinde apoyo emocional y ayude a recordar la información. Sin embargo, también es importante respetar la decisión de quienes desean estar solos en ese momento.
Los estudios muestran que la noticia puede generar ansiedad y depresión en los primeros meses. Por eso, es fundamental que el diagnóstico no llegue aislado, sino acompañado de información clara, apoyo emocional y recursos prácticos. Saber qué esperar, cómo planificar los siguientes pasos y dónde encontrar ayuda puede marcar una gran diferencia.
El modo en que un profesional comunica el diagnóstico es tan importante como el diagnóstico mismo. Explicar con claridad, dar tiempo para hacer preguntas y responder con empatía ayuda a que la persona y su familia se sientan acompañadas en vez de abandonadas. Un diálogo honesto, repetido a lo largo del tiempo, permite comprender mejor la enfermedad y adaptarse poco a poco.
Recibir un diagnóstico de demencia nunca es fácil, pero puede ser el comienzo de un nuevo camino. Saber lo que ocurre permite organizar la vida, tomar decisiones y buscar apoyos. Con el acompañamiento adecuado, la noticia no significa el final, sino la oportunidad de seguir adelante con dignidad y esperanza.