Detectar el autismo a tiempo puede marcar una gran diferencia en la vida de un niño. Aunque cada caso es único, hay señales que pueden aparecer desde los primeros años de vida, como:
- No mirar a los ojos con frecuencia
- No responder cuando lo llaman por su nombre
- Repetir mucho una misma acción
- No usar palabras o gestos para comunicarse como otros niños de su edad
Ante estas señales, lo mejor es consultar con un especialista que tenga experiencia en desarrollo infantil. No es necesario esperar a que el niño “crezca más” o “madure”, ya que una atención oportuna permite empezar con apoyos adecuados lo más pronto posible.
El diagnóstico no es una etiqueta, es una herramienta que permite entender mejor las necesidades del niño y saber cómo ayudarlo. Y algo muy importante: el acompañamiento de la familia es clave.
¿Qué implica acompañar?
- Informarse sin llenarse de miedo. Hay muchos recursos confiables y profesionales que pueden guiarte.
- Buscar ayuda sin culpa. Nadie tiene todas las respuestas al principio, lo importante es dar el primer paso.
- Crear una red de apoyo: familiares, maestros, especialistas y otros padres que estén viviendo algo similar pueden ayudarte a sentirte acompañado.