Cuando hablamos de salud mental, es importante tomar en cuenta que ésta puede verse afectada por la exposición a situaciones extremas o estresantes como son desastres naturales, conflictos armados o civiles, violencia domestica y familiar. Todos estos factores pueden ser causa del desarrollo de padecimientos mentales que requieren de un cuidadoso análisis, tomando en cuenta y evaluando cada uno de ellos durante el diagnóstico para evitar así el “sobrediagnóstico” y la sobre medicación.

Un diagnóstico correcto y cuidadoso hace posible que el paciente que sufre de algún trastorno de este tipo reciba el cuidado, el apoyo y la rehabilitación necesarios.

Existen dos herramientas para el diagnóstico que se utilizan mayoritariamente en todo el mundo, una de ellas el Manual de diagnóstico y estadística de los trastornos mentales (DSM) de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría y el Capítulo 5 de la Clasificación internacional de enfermedades.

El DSM toma como punto de partida la descripción del funcionamiento del paciente, tomando en cuenta 5 ejes o parámetros con el fin de lograr un panorama general de su situación:

  • Descripción de categorías de diagnóstico, con excepción de retraso mental y trastorno de personalidad.
  • Descripción de trastornos de personalidad y retraso mental.
  • Condiciones médicas del paciente y estado de salud en general.
  • Factores ambientales y psicosociales que contribuyen a la enfermedad.
  • Funcionamiento del paciente en lo psicológico, social y ocupacional. Esto se hace a través de Escala de Funcionamiento Global.

Por su parte, el capítulo 5 de la Clasificación -a través de claves- ordena las enfermedades y describe una amplia variedad de sintomatología, signos, hallazgos anormales, así como circunstancias sociales y causas externas relacionadas con el padecimiento.

La exposición de menores de edad a entornos adversos es un factor de riesgo que puede ser prevenido.

La Organización Mundial de la Salud, en su informe Prevención de los Trastornos Mentales, señala que la prevención en esta materia debe enfocarse en los “determinantes que ejercen una influencia causal, predisponiendo la aparición de trastornos mentales”.

En este sentido, la OMS agrega que la protección ante estos trastornos son todas aquellas condiciones que mejoran la resistencia de las personas ante estos factores de riesgo. Es decir, las condiciones que modifican, aminoran o alteran la manera en que los individuos responden a los “peligros ambientales que predisponen a una consecuencia de inadaptación”.

Estos factores de protección son, prácticamente, las mismas características de una salud mental positiva: autoestima, fortaleza emocional, pensamiento positivo, destrezas sociales y capacidad resolución de problemas, manejo del estrés y sentimientos de control. Reforzando estas características se pueden realizar intervenciones preventivas ante los trastornos mentales.