El ejercicio puede ser un factor básico para controlar el peso y reducir los niveles de azúcar en la sangre, por lo que esta actividad física resulta fundamental para las personas con diabetes.

Además, entre los beneficios que brinda ejercitarse se encuentra la reducción del riesgo de una enfermedad cardíaca, que es una afección común cuando se tiene diabetes.

En todo caso, es indispensable consultar al doctor antes de iniciar una rutina, pues el tipo de ejercicio dependerá de la edad y la salud general del paciente, incluso, es probable que se recomiende una prueba de esfuerzo antes de indicar un plan de entrenamiento.

Toda necesidad especial debe ser considerada en este momento, por ejemplo, si tienes una enfermedad ocular, como retinopatía en una fase avanzada, es probable que el ejercicio con peso, por ejemplo, deba limitarse a baja resistencia o incluso, no estar indicado.

La mayoría de los especialistas recomiendan los ejercicios aeróbicos que hacen que la respiración sea más profunda y el corazón trabaje más, como caminar o andar en bicicleta; sin embargo, si se tienen problemas relacionados con los nervios de los pies o de las piernas, sería posible que se indicaran actividades que no impliquen demasiado esfuerzo para estas áreas, en estos casos una opción viable es la natación. Asimismo, trabajar la parte superior del cuerpo puede ser una buena alternativa en el caso de la neuropatía en los pies.

Es importante llevar un registro para saber cuánto tiempo se estuvo activo, qué se hizo, qué se sintió después y cuáles fueron los niveles de glucosa, antes y después de la actividad física.

El ejercicio regular, hace que el cuerpo sea más sensible a la insulina y en algunos casos el nivel de azúcar podría reducirse demasiado, por ello, es importante revisarlos y esperar a que se encuentre en un nivel adecuado antes de iniciar una sesión.

Es especialmente importante vigilarla cuando se tiene actividad física en situaciones de calor o frío intensos, pues esto afecta la forma en que se absorbe la insulina. Asimismo, debe tomarse abundante cantidad de agua, ya que la deshidratación afecta los niveles de azúcar en la sangre.

Es básico que se utilice calzado cómodo y calcetines adecuados (que no dejen entrar la humedad); tras terminar el ejercicio, se deben revisar los pies y en su caso, detectar ampollas o llagas.

Siempre es bueno tener a la mano un refrigerio en caso de que el nivel de azúcar bajara demasiado.

Si se usa insulina, no debe inyectarse en una parte del cuerpo que se esté ejercitando y consultar con el médico cómo debe emplearse (comidas, ajustes de dosis, entre otras) cuando se haga ejercicio.

Vía: Health Library, MedlinePlus, American Academy of Family Physicians