i-ampollasLas ampollas son protuberancias llenas de líquido, similares a burbujas en la piel. Pueden ser causadas por diferentes factores, como la fricción del pie cuando se usan zapatos que rozan una zona o cuando trabajas, por ejemplo, en el jardín sin utilizar guantes.

Por lo general, este tipo de ampollas puede atenderse en el hogar con una limpieza cuidadosa (en todo caso, es importante que recuerdes que las ampollas pueden tener otras causas como quemaduras, lesiones por frío, ciertas picaduras o pellizcos).

Para tratarlas, puedes usar un vendaje suelto que las proteja, pero debes retirarlo por la noche para permitir que seque. Además, es conveniente que evites la actividad –o el objeto– que la causó.

Si la ampolla es pequeña y está en un área de soporte, como la parte inferior del pie, es recomendable que la protejas con un pequeño cojín.

Si es grande y dolorosa, quizá sea necesario que se drene, en este caso, o bien, si se desgarró debes lavarla con agua y jabón y no utilices otros tipos de limpiadores. Además, no debes quitar la tapa de piel sobre la ampolla.

En todo caso, es importante que las vigiles y que acudas al médico si tienes síntomas de infección.

Entre ellos pueden mencionarse el dolor, la hinchazón, enrojecimiento y el calor alrededor de la ampolla.

Otro de los signos de los que debes estar alerta son las líneas rojas que se extienden lejos de la ampolla.

La pus y la fiebre son también síntomas de una infección.

Vía: HealthDay News, Universidad de Wisconsin