Rostos-IDe acuerdo a un artículo publicado en la revista Cell Press, las personas utilizan los atributos faciales para crear juicios sociales, ya que en general están acostumbradas a inferir sobre la personalidad y el comportamiento de las personas al observar su cara. Este sistema de valoración basado en el rostro puede traer consecuencias al mundo real, razón por la cual los autores del estudio se dieron a la tarea de discutir estos efectos y plantearon la mejor forma de resolverlo.

Para realizarlo, los investigadores recopilaron una selección de estudios sobre las consecuencias sociales de nuestra percepción acerca de la cara.

A través de la historia y durante el desarrollo de las distintas culturas humanas, los individuos y las sociedades han mantenido la creencia de que el rostro humano puede revelar varios aspectos de la naturaleza real de una persona y sus intenciones. Durante años se ha investigado la asociación que hacen las poblaciones humanas entre los tipos de cara y las personalidades que les atribuyen, como son la competitividad, la dominación y la amabilidad.

Por ejemplo, se dice que un perfil de la cara más femenino o natural, tiende a ser más confiable.

Para Christopher Olivola, de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, EU y autor principal del estudio, su investigación va más allá de asociar caras y personalidades, ya que estos atributos influyen en decisiones con implicaciones sociales importantes, tales como la forma en que seleccionamos a nuestros gobernantes, las personas a las que confiamos nuestro dinero o a quiénes juzgamos por cometer un crimen. Según los autores, esto demuestra que confiar en la apariencia facial puede tener consecuencias graves en el sistema jurídico y financiero.

Si, en un juicio, el sospechoso tiene una mirada que transmite desconfianza, existen más posibilidades de que sea condenado. De la misma forma, tener una cara que parece honesta fortalece la capacidad de un individuo para atraer inversiones financieras y adquirir préstamos.

Según Olivola, pensar que nuestras elecciones son racionales, imparciales y fundamentadas exclusivamente en información relevante es mentira, pues a menudo están apoyadas en factores superficiales y carentes de importancia.

Según el estudio, un buen conocimiento sobre la persona o el contexto puede reducir esta tendencia. Por ejemplo, los votantes que conocen mejor a los políticos son menos propensos a tomar decisiones basadas en el aspecto de su cara que aquellos que los conocen menos, indica Olivola. El especialista concluyó que hay que evitar que nuestras elecciones estén condicionadas por las apariencias.

Descubrir las variaciones de la cara que lideran nuestras impresiones sobre la competencia o la confianza es un área de investigación en proceso de crecimiento. Aunque muchas de estas variaciones son desconocidas, los avances metodológicos recientes, como los actuales y complejos modelos informáticos que manipulan sistemáticamente la apariencia facial, están permitiendo a los investigadores abordar esta cuestión de manera más eficaz.

Vía: Agencia Sinc