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i-obesidadUn elevado porcentaje de la población tiene problemas de obesidad; situación considerada como uno de los principales problemas nutricionales y que se extiende a un ritmo alarmante.

Las personas con obesidad tienen una mayor propensión a sufrir enfermedades como trastornos cardiovasculares y diabetes; no obstante, también pueden sufrir de elevados niveles de ansiedad y depresión. Y es que esta compleja condición acarrea graves problemas sociales y psicológicos; de hecho, una de las principales consecuencias de la obesidad es la pérdida de la autoestima, la cual puede llevar a un cuadro de depresión.

Según se apunta en la investigación, Obesidad: ¿Baja autoestima? Intervención psicológica en pacientes con obesidad, el estado emocional –en el que se incluye el aburrimiento, el cansancio, el enojo y la tristeza– puede ser una de las causas que provoca este problema, lo que lleva a algunas personas a ingerir alimentos para confortar su estado de ánimo.

Por ello, a través de este estudio, se buscó evaluar la eficacia de una intervención psicológica en pacientes con obesidad.

Para llevarlo a cabo se trabajó en una clínica de Monterrey, Nuevo León y se empleó un diseño cuasiexperimental con un grupo de estudio y un grupo control.

Para medir la autoestima se hicieron –al principio y al final de la intervención– 25 preguntas (Inventario de Autoestima de Coopersmith) y los sujetos se pesaron en cada sesión para su registro.

Así, durante tres meses un equipo multidisciplinario impartió doce sesiones una vez a la semana con una duración de dos horas cada una. Tres de esas sesiones fueron manejadas exclusivamente por psicólogos (en las que se abordaron temas como trastornos alimenticios y cómo combatir la ansiedad) y el resto por nutriólogos y otros profesionales de la salud.

No obstante, la intervención psicológica no sólo se realizó en esas tres sesiones, sino que en cada una se aplicaron técnicas cognitivo-conductuales, como la reestructuración cognitiva, en la que se busca cambiar los pensamientos negativos o irracionales por pensamientos positivos, y la de autocontrol y autoestima, a través de la cual se busca que la persona adquiera suficiente fuerza de voluntad para poder controlarse ante diferentes estímulos relacionados con el alimento, entre otras.

La única diferencia en el tratamiento de ambos grupos fue la aplicación de las técnicas cognitivo-conductuales.

Tras la intervención, se encontró una diferencia significativa en la reducción de peso entre grupos y, de igual forma, hubo un incremento significativo en la autoestima del grupo estudiado.

De esta manera, puede afirmarse que las técnicas congnitivo-conductuales contribuyeron a lograr una reducción mayor de peso que la intervención basada sólo en información; asimismo, se afirma que la autoestima de los sujetos mejoró al término de la intervención psicológica.

Si bien estos resultados son aplicables a la muestra utilizada, sería injustificado generalizarlos.

En todo caso, la conclusión general refiere que la implantación de programas de esta naturaleza, en los que se combinan educación nutricional y técnicas psicológicas destinadas a la modificación de las variables asociadas a la obesidad cubren de forma satisfactoria los objetivos propuestos.

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Vía: www.academica.mx