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carbohidratos-iLa manera en que nuestro cuerpo digiere los carbohidratos podría afectar el riesgo de obesidad, según indica un nuevo estudio de genética. Los investigadores se centraron en un gen llamada AMY1, el cual es responsable de la enzima de la saliva llamada amilasa. Cuando la comida entra en la boca, esta enzima comienza el proceso de absorción de almidón (un tipo de carbohidrato), el cual continúa en el tracto digestivo.

La gente, generalmente, tiene dos copias del gen AMY1, pero el número de copias puede variar ampliamente. Se cree que un alto número de estos genes evolucionaron en respuesta a las dietas que contenían mayores niveles de almidón, señalan los investigadores.

En esta investigación se estudió el número de copias de este gen en miles de personas de Francia, Singapur, Suecia y Reino Unido. Se encontró que quienes tienen un menor número de copias tienen mayor predisposición a sufrir obesidad.

La gente que tiene menos de cuatro copias del AMY1 tuvieron casi ocho veces más posibilidades de sufrir obesidad que aquellos que tenían nueve copias. Por cada copia adicional del gen, una persona presenta 20 por ciento menos posibilidades de desarrollar obesidad, de acuerdo con esta investigación publicada en la revista Nature Genetics.

“Creo que es un descubrimiento importante debido a que sugiere que la manera en la cual digerimos el almidón y como se comportan en el intestino los productos de la digestión de carbohidratos complejos podría ser un factor de riesgo de la obesidad”, señala el co autor del estudio, el doctor Philippe Froguel, quien es director de Medicina Genómica en la Escuela de Salud Pública del Imperial College de Londres.

En el futuro, señala Froguel, se debe entender a través de la investigación si el modificar la digestión de los almidones puede mejorar la capacidad de una persona para perder peso, o prevenir que alguien desarrolle obesidad. “

«También estamos interesados ​​en saber si existe un vínculo entre esta variación genética y el riesgo de otros trastornos metabólicos, como la diabetes de las personas, pues las personas con un bajo número de copias del gen de la amilasa salival también pueden ser intolerantes a la glucosa», dijo Froguel.

Investigaciones anteriores sobre obesidad han identificado variaciones de los genes que actúan en el cerebro y a menudo resultan en diferencias en el apetito, comenta el autor principal del estudio, el doctor Mario Falchi, también del Imperial College de Londres. “Nuestros descubrimientos están relacionados en cómo el cuerpo físicamente maneja la digestión de carbohidratos”, apuntó.

Falchi señala que los científicos están comenzando a desarrollar un panorama más claro de la combinación de los factores genéticos que contribuyen a que una persona tenga más posibilidades de tener obesidad, “esto finalmente debería ayudarnos a encontrar mejores formas de combatir la obesidad”.

Vía: Health Library