El signo de adicción más obvio y aparente en un adolescente, es la necesidad que tiene de consumir determinada droga o sustancia. No obstante, existen muchos otros signos que son indicadores de esa posible adicción. Entre ellos figuran los cambios de humor, y la pérdida o aumento de peso. Dichos signos también pueden estar relacionados con otros problemas, como trastornos alimenticios o depresión, pero no deben descartarse de inmediato, ya que en efecto, podrían ayudarnos a detectar un posible consumo de narcóticos.
Por ello, te presentamos 10 signos psicológicos para saber si tu hijo adolescente ha desarrollado alguna adicción a una droga o al alcohol:
- Consumir drogas o alcohol como una manera de olvidar los problemas o para relajarse.
- Retraerse u ocultar secretos a la familia y los amigos.
- Pérdida de interés en actividades que antes eran importantes.
- Problemas con el rendimiento escolar, como sacar malas calificaciones o dejar de asistir a clases.
- Cambios en las amistades, como salir con amigos que consumen drogas.
- Pasar el tiempo pensando cómo conseguir drogas.
- Robar o vender pertenencias para pagar las las sustancias.
- Intentos fallidos de dejar de consumir drogas o de beber.
- Ansiedad, ira o depresión.
- Cambios en el estado de ánimo.
Recuerda que la adicción psicológica se presenta cuando el anhelo de consumir una droga es mental o emocional. Las personas psicológicamente adictas sienten que el deseo de consumir una droga es más fuerte que su voluntad misma, por lo que son capaces de mentir o de cometer algún delito para conseguirla. Por eso es importante que le brindes la guía y atención adecuadas a tus hijos durante la adolescencia, ya que es una etapa difícil donde surgen muchos cambios, que al no saber afrontarlos, podrían llevarlos a tener este tipo de conductas.
Si sospechas que tu hijo o hija consume drogas, acude con los especialistas en adicciones para que te asesoren, tanto a ti como a tu menor, a fin de hallar las causas y motivos de la probable adicción, y elaborar una estrategia que permita tratarla.
Vía: KidsHealth
